Una parada imprescindible en nuestro viaje a Roma debe ser el Vaticano. Considerado uno de los Estados más pequeños del mundo, comenzó su andadura como país en el año 1929 tras la firma de los Pactos de Letrán. Hoy cuenta con una una población aproximada de 800 habitantes y una extensión de poco más de 44 hectáreas. Es, por tanto, uno de los estados más pequeños del mundo y, sin embargo, uno de los más poderosos, pues ahí se halla la Santa Sede, la máxima institución de la Iglesia Católica. La Plaza de San Pedro, la Basílica de San Pedro, los Museos Vaticanos, la Capilla Sixtina, los Jardines Vaticanos, la Necrópolis y tumba de San Pedro, las Grutas Vaticanas, la tumba del Papa Juan Pablo II, la Necrópolis de Vía Triumphalis o admirar las obras de Miguel Ángel o Rafael y otros tantos iconos del arte, son algunas de las paradas que no debemos dejar escapar en nuestra visita a la Ciudad del Vaticano.
La Ciudad del Vaticano, sede e icono del catolicismo
Cuando llegamos por primera vez, la impresión que tuvimos es que era más pequeño de lo que parecía o imaginábamos. Pero su belleza y espectacularidad, desde luego, son dignos de visitar. No decepciona.

Entrando al Vaticano
La escultura de la Sfera con sfera o la Esfera del Pomodoro, obra creada por el arquitecto Arnaldo Pomodoro y que se caracteriza por ser una esfera fracturada que contiene otra esfera fracturada, decora el centro del Patio de la Piña, y es una de las primeras paradas que hacemos cuando entramos a esta singular ciudad.
Vistas desde el Vaticano
Pasear por el interior del Vaticano y descubrir la inmensa riqueza que esconde, tanto pictórica como escultórica es una experiencia que merece la pena y que en ocasiones llega a abrumar. Que no nos despiste la gran cantidad de obras de arte que guiarán nuestro recorrido de las vistas desde los ventanales que nos encontraremos y que nos descubrirán tanto el interior de algunas dependencias vaticanas como bonitas imágenes de la Basílica de San Pedro.
Photowalk por el Vaticano