Las vacaciones de Semana Santa están a la vuelta de la esquina y no nos hemos podido resistir a la tentación de sugerir a todos los travellers que nos siguen un destino irrepetible, único y capaz de enamorar a todos cuantos lo conocen. Efectivamente, hablamos de la maravillosa ciudad de Florencia.

Romanticismo en estado puro
Si bien es cierto que la capital de la Toscana es conocida por ser cuna del arte y, esencialmente, núcleo principal del Renacimiento, podemos asegurar que Florencia es mucho más y ofrece una infinita gama de posibilidades culturales, artísticas y de ocio que harán que cada visita que realicemos a esta hermosa ciudad sea única.

Una de las características que más nos cautiva de esta urbe es la luz y el color que se desprende de sus angostas y empedradas calles. Ésta es, quizás, su esencia, su magia, el rasgo más destacable de una ciudad inundada por el arte, por la moda y por un estilo singular, embriagador y apetecible que representa la Italia más nostálgica, romántica y dulce.

Florencia es una ciudad pequeña y acogedora de apenas 400.000 habitantes. Se sitúa en un enclave privilegiado dentro de la región de la Toscana, rodeada por colinas visibles desde todos los puntos de la urbe, lo que convierte su panorámica en toda una bucólica y admirable postal.
El río Arno, que atraviesa sutilmente toda la ciudad, pone la otra nota de profundo romanticismo que se respira en Florencia. Este simbólico río, recreado e inmortalizado por artistas de todos los tiempos, hace gala de uno de los monumentos arquitectónicos más emblemáticos de Italia, el Puente Vecchio. Un puente cuyos orígenes datan de 1345, hecho que lo convierte en uno de los más antiguos de Europa. Se cuenta que en los siglos XV y XVI en sus casas colgantes vivían carniceros pero, cuando la corte se mudó al Palacio Pitti, el mal olor hizo que fueran sustituidas por tiendas de orfebres y joyeros. Hoy, es uno de los lugares más fotografiados de la ciudad y uno de los mejores sitios para disfrutar de los atardeceres ocres de esta ciudad renacentista.

Pasear por Florencia es como introducirse en un libro de Historia del Arte, sí en mayúsculas. Realmente, en cada esquina nos sorprende algún edificio, alguna escultura o alguna galería de arte que no es más que el reflejo de lo que es esta urbe, una verdadera joya. Pero si tuviéramos que centrarnos en dos zonas emblemáticas, esas serían Piazza della Signoria y la Piazza del Duomo. La primera representa el centro neurálgico del poder civil, mientras la Piazza del Duomo simboliza el poder religioso. Pues bien, os recomendamos que no perdáis la oportunidad de disfrutar de un momento de relax, contemplativo y realmente delicioso en la Piazza della Signoria, ya que además de ser uno de los enclaves artísticos de la ciudad es el punto de encuentro para visitantes y locales, uno de los lugares más animados y con más energía de Florencia. Un sitio único, flanqueado por obras tan representativas como el Palacio Vecchio, la Fuente de Neptuno, la estatua ecuestre de Cosme I olas réplicas de la escultura de Adán y Eva y delDavid de Miguel Ángel. En definitiva, un lugar de imprescindible visita. Otra parada que no debemos dejar pasar cuando estamos en esta zona es el Palacio Vecchio. Una de las grandes obras arquitectónicas de Florencia que llama poderosamente la atención por su estética y por su torre de 94 metros de altura. Este edificio fue construido entre 1299 y 1314 con el fin de ser residencia y lugar de trabajo de los funcionarios locales.
La visita a este edificio es más que recomendable y no sólo para apreciar su belleza exterior si no también descubrir su interior y disfrutar de la Sala del Cinquecento, un espacio de 54 metros de largo, 22 metros de ancho y 17 metros de alto, que se constituye como la sala más grande de Florencia. Como curiosidad, destacar que este espléndido palacio ha tenido diferentes nombres, desde el inicial Palazzo della Signoria, hasta el actual Palazzo Vecchio, denominación establecida tras el traslado de la corte al Palacio Pitti. Y, por supuesto, no podemos acabar nuestra visita a esta zona sin ir a la Galería de los Uffizi, una de las colecciones de arte más importante del mundo. En ella, podremos admirar desde obras greco-romanas hasta símbolos del Arte firmados por Leonardo Da Vinci, Botticelli, Miguel Ángel, Tiziano, Rafael y otros tantos genios renacentistas. En definitiva, es imperdonable no realizar una parada en esta galería y admirar la grandísima oferta artística que recogen sus paredes.
Entre cuentos y leyendas
Paseando por Florencia nos encontramos con la Fontana del Porcellino, una de las fuentes más populares de la ciudad. Inmortaliza en bronce a un jabalí salvaje que sirvió de inspiración para la fábula de Hans Christian Andersen “El jabalí de bronce”, recogida en su libro El bazar de un poeta (1842). La tradición dice que frotándola e introduciendo la mano en su boca, además de darnos suerte, garantizará que volvamos a la ciudad. Si os apetece seguir el ritual, la podéis encontrar en el Mercado Nuevo, en pleno centro de la ciudad. Visitarla es gratuito pero, eso sí, deberemos tener paciencia ya que siempre está rodeada de turistas ávidos de hacerse la preciada foto. Para ejemplo, nosotros mismos…
Santa María Novella
La Basílica de Santa Maria Novella es una de nuestras paradas favoritas. Situada cerca de la estación de tren de Florencia, es uno de los edificios más representativos de la ciudad. Fue fundada por monjes de la orden de los dominicos en la primera mitad del siglo XIII y ha sido una de las construcciones más admiradas durante siglos, siendo un lugar que no pasó desapercibido para artistas de la talla de Miguel Ángel, Giotto o Brunelleschi, entre otros. Hoy, tras su espectacular fachada, se esconden algunas de las obras de arte más representativas de Italia. Visitarla merece, y mucho, la pena. Además, los bancos que hay frente a su fachada son el lugar ideal para contemplar su belleza y descubrir el ambiente y el ritmo de la ciudad, que baila entre viandantes y artistas callejeros.

Santa María de Fiore
Otros de los buques insignia de Florencia es la catedral de Santa María del Fiore, sin duda uno de sus edificios más emblemáticos y majestuosos de la ciudad y uno de los que mejor simboliza el esplendor y la riqueza del legado artístico italiano. Un edificio de obligada visita, en el que no podemos dejar de detenernos en el baptisterio y sus puertas de bronce, así como el Campanile de Giotto y en la espectacular cúpula en la que admiramos la huella de Brunelleschi.
Vistas de Florencia desde la Cúpula de Brunelleschi
Uno de los grande atractivos de Florencia es que se puede disfrutar desde numerosas perspectivas y todas ellas son igual de admirables. Pero si tuviéramos que quedarnos con una, desde luego elegiríamos las vistas desde la Cúpula de Brunelleschi. Los motivos son varios y merecen un post especial. Así que el viaje continúa travellers…, estad atentos a nuestro próximo post y sabréis qué hace de este lugar uno de los más especiales de la capital de la Toscana.
